Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas, ni el delirio y su espuma profética, ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan. Más allá de nosotros, en las fronteras del ser y el estar, una vida más vida nos reclama. Octavio Paz
martes, 30 de diciembre de 2014
yo río la tempestad
y sueño la imposible muerte
una y otra vez
haciendo las muecas troncas
con la mirada ronca de verte crecer en este mundo
un silbido planetario
gotas que caen y se vuelven mercurio
ya no suena esto
ya late
ya golpea esto sin más
ya sale
ya no sirve
ya marea esto
ya cae ya gotea ya destila
cuántas miradas necesitás
cuántas palabras
tantos intentos no hacen a la nada
el tiempo se hamaca en un árbol en una montaña
ya el tiempo nace del aullido de mil montañas
ya el tiempo hace marañas donde no se es ni se es
ya el tiempo se mece se revuelca se desata a sí mismo
ya el tiempo se cansa se cae se tira al suelo
ya el tiempo
ya el tiempo ríe conmigo
y sueña conmigo la imposible muerte
de todas las cosas
ya se olvida el tiempo de mí
y lo veo danzar sobre las nubes alegremente
ya se ríe el tiempo de mí
y puedo verlo tirado en el pasto, satisfecho, pleno
soñando mi muerte
soñando la hermosa muerte de todas las cosas
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