llevás tu dios portable
a la hora del vacío
bebiéndote el fuego de los ojos de tus
congéneres,
la luz del silencio que creás con la
potencia de tus auriculares invisibles.
Te atragantás de vida con la fisura
que generás en el tiempo
cuando malgastás minutos
contemplando universos desde el banco de la plaza
cuando malgastás minutos
contemplando universos desde el banco de la plaza
demasiado jóvenes para
despertar sabiendo cómo va a ser el día
llevás tu pequeño dios digital, tu
dios de bolsillo,
el sonido de tu risa hace brotar fantasmas de la tierra
que trepan por los árboles y luego
saltan
y caen lentamente haciéndote cosquillas
y caen lentamente haciéndote cosquillas
demasiado incompletos
para amar sin medida las cotidianas parcialidades
la casa caliente en la tempestad,
tu cara brillando en el medio de la
noche y la llovizna
brotan los peces y el sol, salen del
agua,
compiten por su luz
compiten por su luz
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