El frio me devuelve al mundo, me lleva a mí.
El viento me trae algo que no recuerdo.
Quiero sentir la adversidad en toda la carne.
Quiero volver.
Cada segundo de mi ser quiere gritarte algo que no encuentra.
No consigo recordar.
El discurso está entrecortado por miles de átomos mentales.
Las palabras caen, sólo pueden caer.
(Una incertidumbre podría revolverme entera, reordenar todas las palabras.)
Es cierto, tengo una roca en la pansa.
Es cierto, me encerré en un pequeño espacio de la mente.
Pero cada rincón de mi ser sólo espera amor,
llama al amor, llora al amor.
¿Sabrán eso los que creen que saben?
Que tuve al tiempo en mis manos, que me movía con él
que estaba vivo, que me quemaba.
Que todas las palabras eran cenizas,
que las miradas eran fuego.
Que cada paso. Que cada noche.
Que me atreví a decir tu nombre solamente dos veces. Que ahora podría repetirlo hasta el cansancio
y sería sólo una palabra más
cayendo.
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