Cuando la luna acaricie mi sal, cuando la noche cansada de lagunas me tire un cienpies, cuando la estrella cansada de brillar me de la mano o el pie y me invite a bailar salsa en sus entrañas, ahi estarás. Porque sos vida y te veo blanco, porque sos rojo y tenés un collar, porque la risa se te clavó en el omóplato izquierdo y porque estoy más adelante, más, más, siempre más; y es mi condena, y es mi don,
y es mi sillón de plumas gastadas el que, para vos, yo no sea más que un manojo de pelos con huesos, piel y palabras.
Y cosas para darte,
y alguna música;
y algo igual,
y algo diferente.
Ni el sueño y su pueblo de imágenes rotas, ni el delirio y su espuma profética, ni el amor con sus dientes y uñas nos bastan. Más allá de nosotros, en las fronteras del ser y el estar, una vida más vida nos reclama. Octavio Paz
jueves, 30 de agosto de 2012
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