Del ungüento divino de la tierra: barro, pies y alas: humana.
Las alas mentales heredamos de los dioses. los pies, animales de lo más sagrado: la vida encarnada. Barro porque somos siempre parte, porque nos cura y nos abraza al morir.
Líquido amniótico. Menstruación y sangre. Fin y comienzo. Amar y perder. Desgarre. Comunión. Dolor y luz. -Y en el medio los colores-.
Estar muerta en vida, morir a través tuyo, nacer a través tuyo, dar a luz, entregar a la luz lo que es de la luz.
Nacimiento y muerte: dos sagrados se tocan y se hacen uno
Cuando todo se volvió barro
busqué la luna y no pude aullar,
ya no tenía garganta.
Mis pies eran raíces secas
el agua de la luna brotaba generosa
pero mi mente era un sol naciente
quemaba mi cuerpo todo
comenzando por el pelo, la piel,
ardor de un llanto que no era
que se reabsorbía mil veces dejándome
seca
rota, a medias, rayada, dormida
creciendo sobre bases débiles y absurdas
flameando una cabeza
que era la luna
que era de barro
que era la sombra de un árbol
que era raíces secas
que era pies y nombres
palabras huecas
río de piedras
Me desarmé en el bosque
y la llanura se apoderó de mis pechos,
montañas inquietas,
sal de mar sediento de tibiezas,
raíces abrazaron mis piernas,
tierra húmeda,
raíces abrazaron mis piernas,
tierra húmeda,
silencio cristalino de cáliz frío,
claridad de alas envueltas en sueños.
No soy yo
nunca fui yo
ni mis pechos.
En el comienzo,
cuando todo se volvió barro
los extremos me tocaron las manos y
sentí
al planeta suspirando su nacimiento
al planeta abrazarme, darme calor
al planeta temblar, jadear, llorando
al planeta que era mi madre darme
líquido
darme tierra, frutos, alimentarme
darme sombra, canciones, silencios,
acunarme
pero no era yo
nunca fui yo
en el final
cuando todo se volvió cenizas
y cayó la última lluvia
la noche cantó
y debajo comenzaron los últimos
primeros brotes
sonaban como cascabeles en el vientre
sonaban como la vida y el milagro
sabían a amanecer
los extremos tocaron el barro
amasaron un ser
que no era el mío
y de mis pechos brotaban leche tibia y
canciones
cascabeles a los costados de la luna
y aullamos
cascabeles a los costados del recuerdo
que se fue volando sin detenerse
y éramos nosotros,
no era yo:
éramos nosotros
éramos nosotros