martes, 23 de julio de 2013

de las gravitaciones amatrices voy a pedir

Que los cuerpos vibren los poemas que cuelgan de cada árbol, de todo edificio
Las almas que suponen tener se expandan hasta llenar los espacios debajo de cada puente en cada ciudad
Rompan o amen el repetitivo firleteo de las hojas

¿Por qué quemar tu claridad, la blanca ausencia donde te escabullís, la canción que cantás para sentirte bien?

Yo no soy ni seré
la bruja que se alimenta de tu condición infinita,
de las lucesitas que se prenden en tu piel y en tu voz.

Por eso amo mi soledad,
intento fumigar mi cabeza,
habitar mi cuerpo,
undirme en mi sombra,
regular la electricidad de mis sinapsis.

Pero todavía no logro sacarme estas malditas anteojeras
que me dan resultados tan eficaces
como miserables.