pongo una voz, una mirada delante mío
pongo un gesto, un movimiento delante mío.
Las células epiteliales son pupilas ciegas.
Los objetos se diluyen como partes integradas a una realidad suave.
La realidad se disgrega en infinitas partículas con distancia igual a cero
de las retinas y el cuerpo.
Los cuerpos son en su movimiento, en su olor y, sobre todo,
en su roce.
La luz disuelve los epitelios.
Los átomos se abren como párpados,
como flores diminutas de petalitos suaves.
Una gota de rocío, o de sudor produce una explosión a niveles infinitesimales.
Una mirada blanda y amorosa agujerea cual rayo láser y succiona la materia interna del cuerpo que mira
a la altura de los ojos
dejándolo vacío.